lunes, 30 de marzo de 2009

Los crímenes de Oxford



Sí, a Leonor Watling se le ven las tetas en esta película.


Todo aquel que haya llegado a este blog buscando esa información (que entiendo que será el 95% de las visitas) ya no tiene porque seguir leyendo mi reseña. Ya tiene la información que quería. Para los demás, comentaré un poco la que me ha parecido una de las mejores películas españolas hechas últimamente.


No digo de las mejores porque sea un peliculón, ni mucho menos. Hay un refran que dice en que en la viña de los ciegos el tuerto es el rey, pues bien, 'los crimenes de Oxford' es el tuerto de nuestro cine patrio en los últimos años. Una película que de verdad apetece ir a verla al cine, que alquilarías en un videoclub, que te comprarías! y española, que levante la mano quien se sepa alguna otra.


¿De que va? Frodo (Elijah Wood, pero da igual, este hombre haga lo que haga en su vida siempre sera Frodo) es un estudiante americano de matemáticas que decide viajar a inglaterra para realizar su tesis doctoral. Este viaje se debe en parte pos la fascinación que le tiene al doctor Arthur Seldom (el por otro lado archifamoso director de la academia Howards). A partir de la llegada del muchacho se empiezan a cometer una serie de extraños asesinatos que parecen poder explicarse únicamente usando la lógica matemátcia que tan bien controlan los dos protagonistas..


Un thriller. Un muy buen thriller. Dicen que un thriller es bueno cuando es imposible que el espectador resuelva el asesinato antes que el narrador, pero que cuando se resuelve el que ha visto la película dice "aaaaahhhh claro". Aquí pasa eso. Si ha eso le sumamos que la película tiene un buen ritmo y la primera frase de esta crítica, tenemos un más que logrado resultado final.


Alex de la Iglesia no es santo de mi devoción. Crimen Ferpecto y El dia de la Bestia (las demás no pienso ni mencionarlas) están sobrevaloradas en mi humilde opinión, pero eso sí, no se le puede decir que sea un director español convencional (si en forma (gordito, con gafas de pasta y barba) pero no es sus trabajos) y eso lo considero bastante positivo. Si hubiera más Alex de la Iglesia y menos Truebas (sin tener nada concreto contra Trueba) seguro que nos iba un poquito mejor y no tenemos porque llorar tantísimo en la gala de los Goya.


Lo que iba contando (que me pierdo) es que hace un buen trabajo con la dirección en esta película, da los giros de guión cuando la película lo requiere y consigue ambientar muy bien el film en el rollo universitario/intelectual. El mejor actor de la película es John Hurt y la peor Leonor Watling (aunque creo que le ha hecho mucho daño el doblaje). Frodo esta regulero y después de hacer de Hobit considero que le va a resultar muy dificil interpretar un papel de un ser humano.


No quiero terminar sin comentar una cosa que me ha hecho cierta gracia. A menudo me quejo del trato que recibimos los informáticos en el cine, pero no tiene ni punto de comparación con las vejaciones a las que este somete al género de los matemáticos. Entre esta película a 'La habitación de Fermat' uno no se puede ni imaginar lo que siente un matemático cuando ve que en una película alguien de su profesión no puede parar de repetir jueguecitos absurdos o de enumerar la serie de Fibbonacci.


Además, todo el mundo sabe que los matematicos son gente sana que sabe pasarselo bien, como se puede ver en esta foto:




Sin más, la recomendaría a quien quiera entretenerse un rato con una película sin complicaciones, a los amantes de los thrillers , a los que le quieran ver las tetas a Leonor Watling y a quien le hayan gustado los libros de Agatha Cristie.


Lo mejor: el interés va creciendo mientras avanza la película.


Lo peor: ¿por qué tiene que ser en Oxford y no en una universidad nuestra?


Nota: 7/10

Wall Street


Será porque últimamente casi no se habla de economía en la televisión me he interesado ligeramente por el tema de la bolsa, por conocer su funcionamiento y como se organiza. ¿Existen películas del mundo financiero? Sí, y muchas. Me he hecho con todas ellas así que lamento decir que casi todas las próximas críticas hechas por mí parte van a hablar de eso. Lo siento de verdad.


Bueno, la primera crítica de esta mini-serie sera: Wall Street. Charlie Sheen trabaja captando clientes en una empresa de inversiones y está como loco por pillar al magnate interpretado por Michael Douglas, que basicamente se dedica a comprar empresas a la baja para generalmente trocerla, venderla en trozitos y despedir a sus trabajadores.. Para conseguir el beneplacito de Douglas, Sheen no duda en darle un soplo referente a BlueStar, compañia aeria donde trabaja su padre. A partir de ahí Doublas apadrina (lease utiliza) a Sheen y le enseña todos los secretos sobre como ser un tiburón bursatil.


Se podría decir que Oliver Stone no es el director más imparcial de Hollywood.. ni el más de derechas tampoco. Es alguien al que no le ha importado reconocer mediante su cine que está en contra del sistema capitalisa así que era de esperar que pusiera al personaje de Michael Douglas (y en general a todos los currelas de Wall Street) de cabrones pa arriba. Es así. La crítica es exagerada. Michael Douglas en la ambición hecha persona y personifica todos los males de la sociedad moderna. Quizás si no hubiera caricatulizado tanto al personaje sería más creible..


En cualquier caso la dirección es muy buena y destacaría el ritmo vertiginoso que consigue en las escenas de compra/venta cuando hay algún soplo y en los cierres de mercados. Son como pequeñas mini-escenas de acción pero en vez de explosiones y tiros hay revalorizaciones y caidas. De hecho, diría que consiguen dispararle más adrenalina al espectador que muchas de las escenas de la Jungla 4.0 por ejemplo.


¿Duelo? de actores entre Charlie Sheen y Michael Douglas. Sheen está muy bien, el mejor papel de su carrera (esto no es decir demasiado) y me parece genial su interpretación en su época de subidón profesional. ¿Cual es la pega? La pega es que estaba Michael Douglas delante en estado de gracia y en las escenas que ambos tienen en común se lo come con patatas. En el fondo pasa un poco como en aquella película: 'algunos hombres buenos'. Tom Cruise hace un papelón pero queda totalmente eclipsado por Jack Nicholson.


Muy buena película independientemente de sí te gusta o no el rollo bolsa e inversiones. Solo por las interpretaciones y las escenas de locura en el parquet merece la pena verla. Diría que te hace reflexionar sobre hasta donde puede llegar la avaricia del ser humano, pero.. pff realmente la veo tan tan imparcial que no creo que merezca la pena ver solo esto para formarte una opinión del mundo capitalista.


Lo mejor: Douglas.


Lo peor: Se utilizan demasiados conceptos técnicos y ufff marea.


Nota: 7/10


Tras castigar a la audiencia tanto lo mínimo que os mereceis es un trailer de lobezno:


http://alpacine.com/trailer/1168/

El arte de estrangular (Colaboración del Sr Pons)


Titulo original: Art School Confidential
Dirección: Terry Zwigoff
Guión: Daniel Clowes (Cómic: Daniel Clowes)
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 102 min.
Género: Comedia
Interpretación: Max Minghella, Sophia Myles, John Malkovich, Jim Broadbent, Anjelica Huston, Ethan Suplee, Matt Keeslar, Joel David Moore


SINOPSIS
Un joven artista se apunta a una pequeña escuela de arte con el sueño de convertirse en un mito.

CRÍTICA
Llega directamente al video club sin estreno en salas comerciales el nuevo trabajo tras Ghost World del autor de cómics Daniel Clowes y el director Terry Zwigoff. Una de las parejas más corrosivas, críticas y fascinantes del panorama actual siendo para la ocasión el mundillo de las escuelas de arte y sus alumnos snobs el centro de la diana con la que ambos forman un discurso tan malvado como desalentador con la ayuda de unos perfectos John Malkovich de plena actualidad por el estreno el intercambio, la protagonista de la serie Moonlight Sophia Miles y en un brve cameo la ganadora del orcar por el honor de los prizzi Angelica Huston.

Un viaje que navega en el mundo de Jerome “bien interpretado por el desconocido Max Minghella al que vimos en syriana e hijo del fallecido director del paciente ingles Anthony Minguella”. Se nos cuenta el día a día de un personaje mediocre que tiene cierto talento para dibujar bocetos y con ello quiere imitar a Picasso escapando de su rutina habitual convirtiéndose en una estrella para de esta forma aplacar su ego y disfrutar de sexo.

El último plano refleja, años después, la victoria de Jerome. Sus experiencias en la escuela de arte Strathmore, que constituyen el grueso de la película, le han enseñado a formalizar una pose que al colmar las expectativas de los demás le ha garantizado ciertas contraprestaciones. A costa, evidentemente, de falsificar sus señas de identidad.

Es una toma compleja. Vemos en plano medio a Jerome (Max Minghella), encarcelado por un crimen que no es tal y admirado por unos cuadros que no son suyos, besándose con su amor ideal, Audrey Baumgarten (Sophia Myles), en el locutorio de la prisión. Les separa una mampara de cristal. Los labios de ambos, por tanto, se depositan sobre la imagen que cada uno ha forjado del otro a su propia conveniencia, y en la que están atrapados. El vidrio imposibilita el contacto real entre ellos. Las sensaciones desagradables y los sentimientos de angustia que impregnaban el primer plano del film han dado paso a una representación placentera y consoladora.
Sophia no es inocente, su amor por Jerome surge de un malentendido y a lo largo del metraje ha demostrado una curiosa tendencia a verse atraída por los triunfadores.

Pero no ha llegado a vender su alma al diablo. Le ha bastado con la entrepierna —perdón, el corazón—. Prostituir las emociones nos condena únicamente a vivir y a marchitarnos sin dejar otra huella que la de nuestro patetismo. En cambio, ha fiado a la aceptación ajena su talante intelectual y artístico, y como resultado es amado y venerado como un icono de falsos valores, puesto a buen recaudo en una urna hermética. Su condena es eterna.

La fama a cualquier precio es la premisa básica de la historia, profesores acomplejados que todavía creen que algún día les llegara lo que se merecen, alumnos sin talento que transitan por sueños imposibles, al final solo importa la popularidad. ¿El talento? Es mejor obviarlo. Sigamos analizando esa fauna que impregna la pantalla.

Marvin Bushmiller (Adam Scott) es el triunfador, un antiguo alumno de Strathmore que se ha hecho de oro con una obra que se adivina tan desvergonzada como su comportamiento frente a los alumnos novatos de la escuela. Jonah (Matt Keeslar) es el artista naif, que consigue sin esforzarse todo lo que Jerome ansía. Y Jimmy (Jim Broadbent) es el outsider, el perdedor. Un monstruo que encarna la radicalidad artística cuyas consecuencias vitales el protagonista no está dispuesto a asumir.

Estos cuatro puntos cardinales orientarán con diferente intensidad a Jerome en su carrera hacia el éxito. Delatando, como lo había hecho esa escena temprana en la que el joven aparecía disfrazado de Picasso, que carecía de un rumbo propio, que jamás había sentido el arte como algo íntimo, ineludible. Que para él ha sido una máscara que salva del ostracismo social. Son en todo caso las estrategias de guión operadas por Clowes las que vuelcan ese significado en el plano final, y las que otorgan atractivo a la película para quienes hayan reflexionado alguna vez sobre las razones de la creatividad y las servidumbres del reconocimiento popular. Sin embargo se queda un poco a medias en sus pretensiones.

Lo Mejor: El plano final antológico.
Lo Peor: Técnicamente muy limitada en su bajo presupuesto y se queda a medias en su radical radiografía del mundo artístico.
Un 6,5.