domingo, 4 de julio de 2010

No sos vos soy yo

"El orgullo es algo que se tiene cuando hay algo para perder"


Muchas veces a una película no le hace falta estar rodada en un estético blanco y negro, ni hablar de la levedad del ser ni de los sentimientos más profundos, ni ser una sucesión de planos milimetricamente calculados para ser, simplemente, genial:


Con un guión que sin lugar a dudas hubiera firmado el mejor Woody Allen de los ochenta, 'No sos vos, soy yo' es una de esas sorpresas en forma de película que te puede agradar un día cualquiera. Además, es la n-esima confirmación de que el cine argentino tiene muchísimos quilates, y empiezo a sospechar que hay algo más alla de Darin y Campanella..

Javier (un Diego Paretti que es incluso mejor actor que extremo-izquierda) tiene su vida más o menos estructurada: todo gira en torno a María. Tanto es el amor que les une, que deciden casarse y emigrar juntos a Miami para buscar una vida mejor. María se adelanta unas semanas con el objetivo de asentarse antes en la ciudad y empezar a buscar trabajo allí.. justo antes de que Javier se vaya a EEUU con su amor, recibe una llamada donde María empieza diciendo que... 'Estaba rara'. El resto os lo podéis imaginar.

Y es aquí donde empieza la locura, un Javier totalmente fuera de la realidad pasa por todos los estadios de una ruptura. La historia entiendo que es bastante cotidiana (quien no ha sentido o ha tenido cerca a alguien así..) y, quizás por la cercanía de lo que cuenta, hace que te enganches inmediatamente con alguno de los estereotipados y exagerados personajes.

Hay momentos, particularmente los del psicólogo o cuando Javier le da la brasa al amigo, en los que directamente no te puedes parar de reír. Y no sé si es tanto por el guión y sus frases geniales, que también, como por el Diego Peretti este, que parece que dios le dio una manera de actuar, un cuerpo, una voz y unos gestos hechos para hacer comedia.

El otro punto fuerte de la película es, en mi opinión, la banda sonora. Calamaro, Drexler y un sin fin de artistas que no conozco cantando en argentino canciones poperas de desamor le ponen la guinda al pastel.

Quizás el final sea un poco algodón de azúcar, pero supongo que es un dogma de obligado cumplimiento en toda comedia romántica que se precie. Se le perdona. La verdad sea dicha, hay muchas cosas que envidiarle al país del mar del plata (quizás no su habilidad para contratar seleccionadores) y el cine que hacen, sin duda, es una de ellas.

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